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17 de Junio, 2009    General

La carrera de una bailarina

La carrera de una bailarina



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Sangre, sudor y pocos aplausos.

Esosseres espigados, aparentemente frágiles, de cutis de porcelana ycuello de cisne, esconden tras de sí un historial de sacrificiosy trabajo duro. El ballet tiene su propio idioma y hablarlo con elcuerpo no es nada sencillo.

Lamaestra Olga Ferrari ensaya una respuesta: “no hayprofesión artística que requiera más sacrificio,más abnegación y más entrega que la danzaclásica. Ella exige un entrenamiento cotidiano intensivo y unrégimen de vida muy severo. La carrera es breve y eléxito difícil, las frustraciones numerosas, y el mediocruel".



Extraña“mezcla de monjas y boxeadores”, como las definió elgenial Maurice Béjart, las bailarinas deben sumar ladevoción de una beata y la entrega de una deportista de altacompetencia. “Pueden parecer regias desde la platea, pero tal vezen ese mismo momento tienen los dedos de los pies llenos de ampollas yles sale sangre. Suena terrible, aunque para un bailarín no loes tanto. La gente piensa que la danza es una actividad muy sana ysaludable, pero el desgaste físico es enorme. Nosotros tenemosun nivel de resistencia al dolor muy alto. Estamos acostumbrados alexceso de trabajo físico”, abre el fuego el director delCuerpo de Baile del Sodre, Rodolfo Lastra, que fue cinco veces operadoen las piernas por problemas de rodillas y tendones.

Esosseres espigados, aparentemente frágiles, de cutis de porcelana ycuello de cisne, esconden tras de sí un historial de sacrificiosy trabajo duro. El ballet tiene su propio idioma y hablarlo con elcuerpo no es nada sencillo. Renuncia, pasión y entrega sondenominadores comunes de una profesión que reclama condicionesartísticas y físicas extremas. Por sus propiascaracterísticas, la danza clásica es una de las bellasartes en las que el cuerpo humano alcanza su máximaexpresión: las manos deben hablar, y piernas y brazos ser losuficientemente flexibles para que los desplazamientos delbailarín parezcan tan sutiles y ligeros como el aire.

Trastornosalimenticios –bailarinas adultas que llegaron a pesar 39kilos– y lesiones físicas como desgastes articulares,bursitis y tendinitis crónica, son sólo algunas de lasenfermedades que acosan a los bailarines profesionales que pasan horasy horas ensayando. “El bailarín tiene que estarpermanentemente en actividad. Siempre se está preparandoalgo”, dice la primera solista Patricia Martínez.

Esono es todo: a las destrezas físicas hay que añadir eltalento para lidiar con un repertorio que explora emociones muyvariadas: del amor a la muerte, de los cuentos de hadas a los derrochesde sensualidad. Pájaros moribun- dos, espectros, dioses de lamitología griega, hechiceras y demás seres sobrenaturalespueblan el repertorio del ballet clásico romántico. Ypara eje- cutar semejante sinfonía, los artistas de la danza sevalen de la mágica combinación de apenas cinco posicionesfundamentales, esta- blecidas por Beuchamp –un coreógrafoprotegido de Luis XIV– hace casi cuatrocientos años.



Escuela de sueños
   
Aquíy ahora, las piruetas de los bailarines de ballet uruguayos comienzanen la Escuela Nacional de Danza, fundada hace casi tres décadaspor la legendaria –y recientemente fallecida– MargaretGraham. Cada año, unos cincuenta niños llegan hastaallí a rendir la prueba de admisión con el sueñode ser aceptados y convertirse en bailarines. Una décadaatrás se presentaba el doble de aspirantes.

Hoy no hayespacio para todos. “Cuando di la prueba éramos másde mil doscientos, fuimos seleccionados unos veintiséis yfinalmente nos recibimos sólo tres”, cuenta la uruguayaMaría Noel Riccetto, que está haciendo una carrerabrillante en el American Ballet Theatre, una de las cincocompañías de ballet más prestigiosas del mundo.
A primera vista, la fachada de la escuela, en Julio Herrera y Uruguay,recuerda a cualquier otra dependencia del Estado: gris, venida a menos,y presidida por una bandera uruguaya acariciada por demasiados pamperos.

Peroes adentro donde se juega el destino de los futuros bailarines. Laprimera exigencia para ingresar es la edad: lo ideal, es tener entreocho y 11 años. Los varones la tienen más fácilque las niñas. A pesar que el ballet fue inicialmente cosa dehombres, y que Béjart volvió a imponer la presenciamasculina en la danza hace ya unas cuantas décadas,todavía pesa mucho prejuicio sobre los niños que quierendedicarse al ballet, de modo que cuando uno se anima a presentarse,difícilmente lo dejan escapar.

Laspruebas parecen bastante sencillas. Los candidatos levantan las piernaspara ver hasta dónde llegan, se evalúa su fuerza parasaltar, y se los invita a bailar para observar si pueden seguirarmoniosamente los compases musicales. Los postulantes deben estardescalzos y con las piernas a la vista para que el jurado puedarealizar una suerte de “radiografía” de suestructura ósea y condición muscular. Se escrutan elestado físico, el largo del torso, la postura y hasta laexpresividad del rostro.

Elentrenado ojo del tribunal puede determinar, fácilmente,qué potencial tiene cada candidato, quién sigue encarrera y quién no. Se espera que los futuros bailarines seanesbeltos y apolíneos, y las bailarinas delgadas y armoniosas.“Espigaditas, de brazos, piernas y cuellos largos. Con buenempeine, flexibles, abiertas y, por supuesto, con la espaldaderecha”, resume la directora de la Escuela Nacional de Danza,Marina Korolkov.

“Nohay un peso de balanza estipulado, pero hay que tener en cuenta que teva a ver el público, y que si estás excedida de pesopodés lastimar un partenaire”, coincide la bailarina,maestra y coordinadora de la escuela Grabriela Peirano.

Siestán pasadas de peso les ponen una cruz. Lo mismo si sonchuecas, duras, no tienen oído, gracia o fuerza; si tienen pieplano, cadera torcida, u hombros encogidos. Algunos añossólo aprueban el ingreso la mitad de las alumnas que seinscriben. Otros, no aceptan a ninguna. La dureza del fallo puede serdesgarradora. “Hemos visto llorar a madres y niñas. Es muytriste, pero es preferible, porque cuando uno es chico ni se dacuenta”, agrega la directora de la escuela, convencida de que“bailarina se nace, no siempre se hace”.

Eldirector del Cuerpo de Baile del Sodre parece darle la razón:“el rigor tiene que ver con la conciencia de lo que significa serbailarín profesional. Sería canallesco estimular a unaniñita si no tiene las condiciones básicas parabailar”, entiende Lastra.

Lamaestra Hebe Rosa, que fundó la primera academia de danzamoderna en Uruguay, recibe todos los años a muchos de losreprobados en la bendita prueba. “Llegan alicaídos porqueles dijeron que no servían, pero yo tuve una alumna divina queperdió el concurso y hoy es una excelente bailarina”,cuenta Rosa, que a los 23 años colgó las zapatillas depunta y se dedicó a la danza contemporánea.

Naturalmente,las cosas son bastante más duras en las renombradas escuelasrusas de ballet, donde las niñas son medidas de la cabeza a lospies, tratando de evaluar si sus cuerpos crecerán armoniosamenteo no, si tendrán hermosos arcos en los pies, largas piernas quealcancen los 180 grados de abertura, espaldas flexibles, largos cuellosy pequeñas cabezas.

EnInglaterra, para ingresar al Royal Ballet los niños sonsometidos a numerosas radio- grafías y les realizan exhaustivosestudios médicos para determinar cómo se van adesarrollar sus huesos y articulaciones.

Claroque, tanto allá como acá, siempre hay consuelo. Los queno quieren darse por vencidos una vez reprobados, suelen recurrir aalguna de las varias academias privadas donde, por unos quinientospesos al mes, toman dos clases por semana. Hay algunas célebres,como la que tiene a su cargo Olga Bérgolo, por donde pasaron amejorar la postura o iniciarse en la danza clásica legiones deniñas montevideanas.



Piruetas del tiempo

Elballet tiene mucho que ver con perseguir la perfección, lograrun doble giro irreprochable, un salto sostenido en el aire, o los 33fouettés impecables que la primera bailarina debe ejecutar enDon Quijote. Por definición, la danza clásica es unconjunto de movimientos y posiciones estilizadas que, concatenadas alritmo de la música, llegan a expresar argumentos, estados deánimo o simplemente al cuerpo en movimiento.

Nacidoentre algodones, el ballet tiene sangre aristócrata italiana yfrancesa. Surgió en la corte de los mediceos, afines a lasrepresentaciones grandilocuentes y las veladas inolvidables,“como una forma de galantería, de refinamiento, capaz detransmitir los antiguos mitos griegos”, explica Lastra enMontevideo.

Fueronlos franceses quienes lo dotaron de nueva vitalidad, másexactamente los célebres Luises, del XIII al XVI. Durante unbuen tiempo, bailar era cosa de nobles y reyes. Ya en el siglo XVIII,cuando se inauguró la primera Escuela de Danza, el balletdejó de ser un pasatiempo cortesano para convertirse en unaprofesión.

Esesa profesión la que quieren abrazar las uruguayas que se afanancada día en la Escuela Nacional de Danza. A las dos de la tarde,una veintena de diminutas bailarinas con guardapolvos, mochilas y menosde doce años en sus espaldas, corren escaleras arriba y sepreparan para tomar su clase de primer año. Son las petit rats,como las llaman en la Ópera de París, menudas aspirantesa bailarinas que comparten la pasión por el baile.



Laclase comienza en la barra, junto a la que se prepara el cuerpo paralos ejercicios más complicados. “Y un...y dos...ytres...demi plié, demi relevé, baja, sostiene,suave”, repite la profesora una y otra vez.

Algunasde las niñas vienen a cumplir el postergado sueño de unamadre que quiso bailar, pero la abuela no la dejó. Lamayoría, sin embargo, son hijas o familiares directos debailarinas, como Valentina Cabo, de 8 años y sobrina de unaprofesional de la danza. “Siempre me gustó bailar”–confiesa la niña– “yo quería que mitía me enseñara, entonces mi madre me mandóacá. Cuando llego a casa sigo practicando”.

Otrasalumnas, como Camila Florine (10), vivían cerca de una academiade danza donde empezaron por bailar jazz, folclore o ballet, yrecibieron el estímulo de una profesora que les vio condicionespara ingresar a la escuela.

Tambiénestán las que, sin influjo familiar alguno, se poníancomo un trompo cada vez que oían música clásica.Es el caso de María Victoria Rivero. “Las bailarinas nopueden comer fideos con tuco y queso, hamburguesas, caramelos, ni tomarmuchos refrescos”, repite la niña, de 11 años,antes de recitar otra máxima: “pueden comer postre, peropoquito”.

Todassaben que les espera un camino estricto, donde tan importante comoaprender a bailar es ser puntuales, que las zapatillas esténsiempre limpias, las medias no estén agujereadas, el sacosiempre sea negro y los calentadores rosados. Pero eso es apenas elprincipio.
           

Baila conmigo

Amedida que las clases avanzan se vuelven más exigentes y lasperformances más elevadas. “Posición, bienestiraditos, ombligos adentro, brazos abajo...Y un...y dos...ytres”. La pianista marca el compás y la maestra EstelaLosardo acomoda puntas, rodillas, colas, caderas y nucas mientras onceniñas y cinco varones –algunos de cursos másavanzados– se esfuerzan en completar su rutina en forma prolija ysincronizada. Llegan a clasedesde lugares tan distantes del Centro de la capital como Canelones oSan José, y más de uno estudia durante las horas muertasdentro de un ómnibus o en la terminal.

FranciscoSeoane (13) viene de Rodríguez, un pueblo que dista unos 30minutos de la capital maragata. Tiene más de dos horas de ida yotro tanto de vuelta cada día. “Almuerzo y estudio en elómnibus. Hago los deberes cuando llego”, cuenta eladolescente, que es hijo de una bailarina de ballet y le duele eltobillo de tanto bailar.Promediando el segundo año, las estudiantes pueden empezar a“hacer puntas” con las clásicas zapatillas, esefamoso implemento que impuso el ballet romántico en el siglo XIX.

Haymadres que se precipitan, cuenta Korolkov: “fuerzan alniño a bailar a los tres o cuatro años de edad. Si apenassaben caminar, ¿cómo van a bailar? Y encima quieren quelas nenas hagan puntas, pero para eso hay que prepararlas, hay que irde a poco. Cuando se los fuerza, empiezan los problemas”,advierte la directora de la Escuela Nacional de Danza.El piso del salón está deslucido, las tablas astilladas,uno de los tubos de luz no funciona y el frío es apenascombatido por una estufa, a todas luces insuficiente. Nada de esoparece importarle a los alumnos, que suben y bajan al compás dela música esforzándose para que piruetas y arabescossalgan perfectamente balanceados, perfectamente bellos.

Unassueñan con bailar como María Noel Riccetto o RosanaBorghetti (una de las tres primeras bailarinas uruguayas), otrasfantasean con una gala en el Colón o con formar parte del RoyalBallet. Con apenas nueve años, una alumna dice que sumáxima aspiración es irse del país.

Losalumnos de los cursos más avanzados ensayan unacoreografía con el bailarín uruguayo radicado en ChilePablo Arahnian, hoy integrante del Ballet de Santiago. Para ellos, lacarga horaria es más pesada y deben cursar, además, baileespañol, moderno, clases de carácter, de música ypas de deux. Entran a la escuela a las dos de la tarde y salen a lasocho de la noche. “La agenda es exigente, pero sólo losuficiente para que lleguemos a bailar bien”, dice una de lasalumnas, consustanciada con la consigna de la escuela de formar“buenas bailarinas”. “Tenemos claro que es unacarrera que cuesta mucho y dura poco”, agrega unacompañera.

Todoslos bailarines saben de sacrificios. El argentino Iñaki Urlezagano se cansa de repetir que se levantaba metódicamente a lascinco de la mañana, incluso antes que sonara el despertador,para asistir a clases en el teatro Colón. A su compatriotaPaloma Herrera, que también madrugó desde niña, lellevaba una hora hacerse el rodete en el cabello y otro tanto ponerselas medias y el vestido para llegar impecable al templo porteñode la calle Libertad. Lossacrificios no conocen límite. En el camino, muchos alumnosaban- donan, repiten el año, o son descalificados en losexámenes eli- minatorios. En promedio, completan la carreraapenas cuatro bailarines uruguayos por año.

Porsi fuera poco, bailar es caro. Sólo las zapatillas, que no seproducen en Uruguay, cuestan entre 800 pesos y 90 dólares, de-pendiendo de su calidad. A eso hay que sumar los zapatos de baileespañol, la ropa de fajina, las clases particulares y los gastosde transporte. Esteaño, por primera vez en las tres décadas de vida de laescuela, los padres de los alumnos se quejaron al Ministerio deEducación y Cultura porque el presupuesto anual de lainstitución bajó de seis mil dólares a cero. Ya nohay rubros para montar los ballets, contratar a losmúsicos, comprar zapatillas ni arreglar los pisos.  Lasprofesoras se las ingenian para grabar la música, la que puedelleva un cierre, una consigue las telas, otra las lentejuelas, yasí siguen adelante. Desilusionada, Korolkov se pregunta si lasautoridades piensan que el arte es frivolidad.


Ritmos burocráticos

Luegode egresar de la Escuela Nacional de Danza, la meta lógica detoda bailarina es ingresar al Cuerpo de Baile del Sodre, queactualmente cuenta con 56 bailarines activos y seis en espera de unajubilación que nunca llega. Como hace años no existen losretiros no hay movilidad. No ingresa, ni sale nadie, desde 1995.


Asílas cosas, la escuela es, para muchos, “el mayor lujo de lapobreza”. “Estamos formando bailarines para que se vayandel país”, advierte Eduardo Ramírez, quedirigió el Cuerpo de Baile del Sodre durante años.

SegúnPatricia Martínez, en el Sodre todo funciona a contramano.“Hay mucha desorganización, no existen políticasculturales, los directivos no son idóneos en el tema y noconocen las necesidades de los bailarines. Las cosas se manejan como enuna oficina pública. Nunca sabemos cuándo vamos aestrenar o cuántas funciones vamos a hacer. Somos rehenes de esasituación. Los sueldos son miserables, hace treinta y tresaños que estamos esperando la reconstrucción del antiguoteatro del Sodre que se quemó. ¿Qué carga puedesignificar para el Estado que se jubilen seis bailarines?”,pregunta la bailarina, que a los 42 años comienza a atravesaruna etapa de incertidumbre: tiene que seguir bailando para que no laechen.

Porsu lado, la vicepresidenta del Consejo Directivo del Sodre, JuliaRodríguez Larreta, deja saber que durante la gestiónpresidida por Adela Reta se votó una pensión graciable–de ocho salarios mínimos– para que se retirara ungrupo de bailarines. “Algunas se quedaron, cobran el sueldo,tienen la pensión y sus propias academias. En realidad, en elSodre hay vacantes, pero la ley 17.556 de la Rendición deCuentas prohibe el ingreso a la función pública hasta el2015. Próximamente habrá concurso, pero quienes ganenquedarán en régimen de ganadores y se loscontratará como bailarines extras o meritorios”.

¿Cuáles la recompensa después de tanto esfuerzo? “El sueldobásico de una primera solista es un chiste. No llega a los dosmil pesos. Si sumás compensaciones por antigüedad, hogarconstituido y otros rubros, después de 24 años detrabajo, se ganan menos de doce mil pesos por mes. Por eso, el que noda clases, cose o es peluquero. ¿Pero qué uruguayo nohace eso?”, ironiza Martínez.

Unaprimer bailarina uruguaya gana alrededor de 17 mil pesos al mes,mientras una colega de la prestigiosa compañíaestadounidense American Ballet Theatre percibe unos tres mildólares por semana. Puede sonar disparatado para la realidadnacional, pero también en ese centro privilegiado hay quejas. Afin de cuentas, llegar a esas alturas en New York no da menos trabajoque ganar la Copa Davis, pero la paga de un artista es, por lejos,mucho menor que la de un deportista de la misma categoría.

Entodas partes, la satisfacción mayor de los artistas pasa por elaplauso del público. “Uruguay supo tener un públicomuy bueno, conocedor. Hoy la gente piensa que el ballet es cosa deviejos, que es aburrido. Hubo épocas en que la gentehacía cola antes que abriera la boletería, hoy hayfunciones para veinte personas. Hay que acercar el ballet a la gente.Años atrás bailábamos en el Tajamar de Carrasco,en el Lago del Parque Rodó, todo eso se ha ido perdiendo”,lamenta Martínez.

Elaño pasado se gastaron 6 millones de pesos para los tres cuerposestables del Sodre. Este año, se lleva gastado un millón.“A pesar de los problemas y las deficiencias, cuando el cuerpo debaile está bien dirigido se obtienen muy buenos resultados yballets muy dignos y buenos”, defiende la vicepresidenta delSodre. En el Auditorio nohay carteles luminosos, marquesinas con fotos de los artistas, ni nadaque llame la atención a quien pase por allí. Apenas unahoja blanca, pintada a mano, anuncia el programa de la nueva temporada.“Hemos pintado, cambiamos la moquette, mejoramos el aireacondicionado, pusimos un nuevo piso y estamos arreglando la parteeléctrica. Se hacen muchas cosas que tal vez de afuera nolucen”, dice Rodríguez Larreta cuando se le pregunta porla falta de atractivos del Auditorio.

Consemejante panorama, ¿por qué embarcarse en una carreradonde hay que andar sobre las puntas de los pies, extremadamentearqueados, tratando de parecerse lo más posible a un cisne perosiendo tratado como un patito feo?

Ensu libro La Danza. Su técnica y lesiones más frecuentes,la maestra Olga Ferrari ensaya una respuesta: “no hayprofesión artística que requiera más sacrificio,más abnegación y más entrega que la danzaclásica. Ella exige un entrenamiento cotidiano intensivo y unrégimen de vida muy severo. La carrera es breve y eléxito difícil, las frustraciones numerosas, y el mediocruel. Entonces ¿por qué esta obstinación?¿Por qué este fervor por ejercer esta profesión?

Puesporque siempre está la esperanza de la consagración, depoder adquirir la técnica suficiente (...) Porque con latécnica se logran milagrosos momentos de expansión total,cuando gracias al virtuosismo alcanzado, el peso del cuerpo es vencidoy las leyes del equilibrio desafiadas; y después de horas deesfuerzo y trabajo, las dificultades se desvanecen. (...) Cuando sehaya alcanzado la técnica perfecta se habrá ganado labatalla contra sí mismo. Pero más allá estáel medio de expresión que hace sentir la emoción a otrosseres a través del gesto, de la plástica, de laexpresión de un cuerpo desde los pies hasta la levecrispación de los labios. Una mirada, una inclinación decabeza, una comunicación espiritual que se logra a travésdel movimiento que proporciona una alegría de cualidadesextrañas”.


Fuente Revista Paula
Revista Paula
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publicado por lautarosalinto a las 19:00 · 21 Comentarios  ·  Recomendar
 
Comentarios (21) ·  Enviar comentario
solo tengo 14 años y voy estudiando solo 2 años de ballet...es un sueño complicado y que requiere de mucho trabajo y esfuerzo.
solo quiero agradecerle por darme el valor de seguir esforzandome para poder cumplir mi sueño.
gracias!!
publicado por anahi, el 29.07.2009 00:26
Soy ballerina, y este artículo apoyan mis percepciones y mis anhelos
publicado por Viviana, el 23.08.2009 01:21
hola soy jimena tengo 13 años
mi sueño es ser bailarina y quiero bailar en algun lado espero q me llamen mi telefono de mi casa es 312-72-73 por algunas consulta
espero q me manden algun e-mail o q me llamen bueno besos soy de uruguay?
publicado por jimena, el 29.08.2009 15:40
gracias por este reportage, puedo seguir con mi sueño de bailar un parde ux ya que por mi propia cuenta e ensayado puntas durante 3 años sola, ni con una maestra. tambien tengo una flexiviidad sorprendente que ni yo me la creo gracias a un deporte el tae kwon doo. ahora por unos problemas de salud yo entre en ballet con todas las pruevas vasicas.
publicado por PERLA, el 21.09.2009 21:38
Hola tengo 22 años, tube la suerte de ser aceptada por la escuela nacional de danza hace ya algunos años, amo el ballet siempre soñe con ser bailarina pero por ser una niña y extrañar la familia abandone la escuela y me volvi al interior, cuando quise volver despues de tres años porsupuesto me dijeron que ya habia perdido la oportunidad, segui adelante con distintos profesores y pude entrar al sodre por concurso un contrato por dos meses. Fue una experiencia maravillosa,APRENDI MUCHISIMO pero entendi que ese no era mi lugar, no era feliz. Pero no por eso deje de bailar, y de disfrutar estar en el escenario de mi pueblo, hoy a dos meses que me esperan para baialr otra vez frente a mi gente, pienso que me falto valor, para poder seguir pero que en ningun lugar sentiria loq ue siento por estar con mi gente y mi familia.
Con todo esto quiero desir nos tiene que acompañar la felicidad para poder llegar a hacer lo que tanto soñamos.
Fuerza a todas las chicas que sueñan con ser bailarianas, y les deseo lo mejor sean felices!!!!!!!!!!!
publicado por Daniela Recoba, el 23.09.2009 20:56
Holaa yo voy a danza calsica hace 4 años y me gusta un monton quiero ser una buena bailarina ojala q me reciba,es muy lindo me encanta usar las zapatillas de puntas suerte a las otras chicas chau...Belèn cual quier cosa me mandan un i-mail bailo muy bien
publicado por Belu, el 14.10.2009 19:46
hooooola bailo danza contemporane y voy empezando mi carrera y me enamoro cada vez mas de lo que hago........... cada que bailo es como si me fuera otro mundo0o0o0... amo mi vida por lo que hago
publicado por lilia, el 30.11.2009 23:36
es curioso soy exbailarina profesional y tuve la suerte de trabajar con el maestro rodolfo lastra en mexico ya hace algunos ayeres,ahora soy maestra ,tuve que someterme a una cirugia de reconstruccion articular,hace 7 meses cai aqui, buscando como se siente despues de este tiempo ya que tengo que operarme la otra;gajes del oficio,valio la pena el desgaste,lo que el ballet me dio,es mi vida la pregunta es operarme la otra o dejarla asi para recordar lo que entregas a la danza?tu articulo es interesante ya que enfrentas la pasion a la realidad
publicado por rosario contreras, el 03.03.2012 01:20
bueno tego 11 años en la vida actual me apasiona la danza estudio en rosario y estudio prefesionalmente con una chica llama carina odicio la danza es la sange que corre por mis venas soy como una estrella que no se puede separar del cielo.
estudio lunes clasico mates preparacion fisica miercoles clasico jueves puntas viernes ago 2 clases ago p.fisica y luego una clase de clasico mas ansada y finalmente yego a los savados hay que decir de los savdos los savados es algo mas complicado hago hip-hop luego clasico luego ensayo y ahora por este momento estoy ensayando cascanueses porque el ballet metropolitano de la plata selecciona a un grupito de nenas no tangrandes de 9 a 11 años y seleciona para hacer un par de funcionec por el pais y estoy muy contenta por que quede seleccionada!aaaa bueno un beso y solo queria compartir la experiensia que estoy pasando un bes grande a todos los bailarines del mundo Coti
publicado por constanza, el 01.04.2012 23:14
pues yo comenze a bailar a los 19 años ahorita tengo 22 años de edad y la miss me dice que a pesar de comenze algo grande tengo muy buena condicion, tomo clase de 3 horas diarias, y voy avanzando mucho quiero y se que voy a lograr a ser una gran bailarina saludos a todos
publicado por yadira, el 22.04.2012 19:04
bueno yo tengo 11 años y de mi sona me llaman la kachorra porque soy la mejor bailando salsa casino regueton y ballet y siempre voy a competencias a representar mi gente por favor si estan interesads en mi mi numero es 04167048328 y nunca e tenido la oportunida de tener una profesora pero quisiera la oportunidad tenerla ya q mi madre no tiene suficiente gasto para inclivirme en una academia pero lo q mas bailo y ser moverme mas q todo es salsa casino me facina la salsa por favor si estan interesado por favor llamame
publicado por lauribel, el 07.06.2012 22:38
hola tengo 13 y quiero bailar pero mi madre me dice que soy muy grande
¿podre bailar a mi edad ?

a mi lo bueno es que ya me se partir de piernas y se muchas cosas de bailarinas pero no se los pasos basicos por favor díganme si podre ser profecionar....
:)
publicado por alessandra, el 30.06.2012 16:44
hola yo soy monse tengo 16 años no se si sea muy buena bailarina pero donde yo vivo no hay una escuela de balet "prestigiosa" solo de aquellas donde pago $250 al mes y voy empezando no quiero ser presunsiosa pero voy a ser muy famos aunke empeze tarde lo lograre...
publicado por monse, el 13.08.2012 01:15
Yo soy jessica isabel practique ballet de pequeña dos años y volvi a entrar a los 13 aurita tengo 15 la verdad esque la danza clásica es algo maravilloso que me hace sentir un cataclismo sorprendente me encanta el ballet y yo les diria a todas las chavas como que soñamos con ser unas grandes bailarinas que no se rindan es curioso porque el ballet se ve de diferentes formas hay personas que lo ven como un simple baile como algo estetico, algo de pura vanidad, o un caprichito para sentirse mas niñitas pero la verdad esque es la manera de hablar y cantar con los pies es mas bien la forma en que una persona puede llegar verse sobrenatural :D hace poco me lesione un pie sí, es cierto se sufre en el ballet PERO BIEN DICEN EL VERDADERO AMOR CONSTA DE LA ENTREGA TOTAL POR LO QUE DEBE DOLER PARA QUE SEA CIERTO
publicado por Jessica Isabel, el 17.09.2012 20:50
para mi esto es un baile muy muy hermoso hay que enpezar desde una edad tenprana desde los 8 años este baila es lo mejor
publicado por anonimo, el 05.01.2013 09:46
Bueno bailo ballet desde los 11 años,ahora tengo 13. El ballet es algo maravilloso todas lo deverían practicar es algo que requiere mucha perfeccion y eso hace que te sientas Muy bien contigo misma. Mi flexibilidad es impresionante. Puedo hacer punta y muchas otras cosas Espero que yo y todas lleguen muy lejos c:.Chaoo
publicado por Melanie, el 28.01.2013 12:22
Bueno me llamo Nina y tengo 12 años.Me encanta el ballet (danza clasica) es muy lindo.Practico los lunes miercoles y jueves yo pienso esta bien hacer esas clases? esta bien esas horas de practicas? yo peso 38k. y ultimamente estoy comiendo mucho porque me dicen que me estoy desarroyaando.me encantaria que me contesten.y tambien quiesiera que en la respuesta que obeamente no van a contestaar me digan una lista de lo que tengo que comer,desayunar,merendar y cenar.
publicado por Nina, el 10.05.2013 08:13
Mi vida es bailar y volar. Los que practican esta disciplina devén ejercerla con esfuerzo y pasión .creo que la pasión en un bailarín tiene que notarse porque es lo que te destaca de los demás y sus condiciones ficticias. Yo se que esto es lo que quiero hacer que lo siento muy adentro y que cuando bailo me Alejo muy lejos. Rocio 15 años bailo desde los 5 y ballet desde los 9 .grasias
publicado por Rocío Lassalle, el 16.01.2014 01:07
Mi vida es bailar y volar. Los que practican esta disciplina devén ejercerla con esfuerzo y pasión .creo que la pasión en un bailarín tiene que notarse porque es lo que te destaca de los demás y sus condiciones ficticias. Yo se que esto es lo que quiero hacer que lo siento muy adentro y que cuando bailo me Alejo muy lejos. Rocio 15 años bailo desde los 5 y ballet desde los 9 .grasias
publicado por Rocío Lassalle, el 16.01.2014 01:07
hola soy Mary Luna tengo 14 años quiero ser bailarina pero quiero saber si ya esta tarde para seguir con mi sueño...
publicado por mary luna, el 26.03.2014 22:26
GRACIAS POR TODO
publicado por mary luna, el 26.03.2014 22:27
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